Encuentro de Antiguas Residentes de Salamanca
Pasado, presente y futuro coincidieron este 21 de marzo en la residencia Marimacu de Salamanca. La fiesta de antiguas residentes nos dio la oportunidad de volver a mirar hacia atrás para recordar, la que sin ninguna duda ha sido, la mejor etapa de nuestra vida. Nos reencontramos en un presente en el que terminamos de ponernos al día sobre nuestras respectivas vidas, unas más encaminadas que otras, pero todas verdaderamente peleadas. Y compartimos sueños y proyectos futuros, al igual que hicimos años atrás en aquella habitación de la resi, que era como nuestra casa, con unas amigas que sin darnos cuenta se fueron convirtiendo en familia. Muchos sentimientos a flor de piel en un día que comenzó en la capilla con una Eucaristía muy amena en la que se nos recordó que poco a poco vamos labrando nuestro camino. Camino profesional y espiritual también, en el que debemos pararnos y preguntarnos qué significado tiene Jesús para nosotras. La Eucaristía precedió a la comida en ese precioso comedor del que tan orgullosas estamos. Las Hermanas se desvivieron por atendernos y volvimos a sentirnos como en casa, protegidas y queridas por ellas.
Los recuerdos volvieron volando en forma de albóndigas, canapés, salsas de roquefort… Y entre bocado y bocado pudimos charlar y conocer a algunas chicas con las que no habíamos coincidido en la residencia. Tuvimos el placer de hasta poder conocer a los niños de una de las residentes, que convocatoria tras convocatoria no duda en volver a la que fue su casa y empezar a compartir con sus hijos su pasado. No habían acabado ni mucho menos los acontecimientos aquel día. Acabado el postre hizo su entrada estelar en el comedor Michael, nuestro violinista preferido, conocido de sobra por todas por endulzarnos nuestros paseos por Salamanca con sus melodías. La música inundó el comedor y puso banda sonora al encuentro. Tras él, formamos un gran círculo alrededor de las mesas del comedor y nos prepararon una dinámica de grupo para conocernos mejor unas a otras. Nos reunimos por quintas y fue divertido oír a cada grupo su experiencia vivida en la residencia y ver cómo a medida que han pasado los años hay cosas que han cambiado mucho y otras que se han mantenido intactas. Son estas últimas las que mantienen la esencia de la residencia. El encuentro iba llegando a su fin y las residentes de este año, que junto con las Hermanas se esmeraron en prepararnos un día especial, nos invitaron a colaborar en la Semana solidaria con un chocolate. Bizcochos y chocolate caliente con trasfondo solidario para poner la guinda al pastel del día. Se acababa el encuentro, y aunque a la mayoría todavía nos quedaba por revivir la noche salmantina, nos fuimos despidiendo de las Hermanas y de nuestra residencia, esa que por muchos años que pasen seguirá siendo nuestra. Esa que nos ha enseñado que se es Marimacu siempre y en todos los aspectos de la vida. Esa a la que esperamos volver una y otra vez a recordar quiénes fuimos. Hasta la próxima Marimacus.
Noelia García Rincón AA. Residente de RMI Salamanca